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A escasos 3,5 kilómetros de Oviedo se encuentra este bosque atlántico de algo más de 30 hectáreas y que tiene la particularidad de que nace de la actividad industrial de la antigua fábrica de explosivos de La Manjoya constituida en la segunda mitad del siglo XIX. Sobre un bosque natural de castaños y robles, se plantaron hayas y otras especies para limitar la posible onda expansiva de la dinamita que allí se fabricaba. En la actualidad este bosque también intenta limitar la onda expansiva de la explosión de la burbuja inmobiliaria española. Entre los árboles se puede ver lo que pretendía ser un ambicioso proyecto urbanístico de 3.500 viviendas de lujo con lago y embarcadero como alternativa a la playa… El lago quedó en piscina. La constructora mayoritaria se arruinó y el proyecto quedó en manos de un banco que sólo desarrollará 405 viviendas, el resto tendrá que esperar a tiempos mejores…