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Iniciado el año 1777 por el zarevich y después zar Pablo I de Rusia como una residencia campestre cerca de la fastuosa residencia de su madre la zarina Catalina II de Rusia en Tsárskoye Seló.
El palacio se vio influido por la visita que Pablo I de Rusia y la princesa María Sofia Dorotea de Würtemberg realizaron a Europa, visitando Francia, Italia y Austria.
Especialmente influenció en el castillo los recuerdos que los jóvenes príncipes rusos tenían de la su estancia en París, donde habían sido recibidos por el rey Luis XVI de Francia y la archiduquesa Maria Antonieta de Austria.