El Virrey Francisco Toledo, durante su visita a Arequipa fue informado por el cabildo sobre su deseo de fundar un monasterio de monjas. Ello lo motivó a otorgar las licencias necesarias para la fundación del “Monasterio de Monjas Privado de la Orden de Santa Catalina de Siena”. Años más tarde, Doña María de Guzmán, viuda de Diego Hernández de Mendoza, mujer hermosa, rica y joven que no tuvo hijos, decide recluirse en el monasterio en construcción, cediendo para ello todos sus bienes.