Un día después de enterarme de la muerte de mi querido mentor y amigo Romilio Tambutti me tocó presenciar este hermoso atardecer en Puerto Escondido, BCS, donde el sol se oculta tras la majestuosa sierra de la giganta. No pude evitar trazar la comparación de este ocaso con el sensible fallecimiento de este gran hombre y no pude sino dedicar esta panorámica a su memoria.

Romilio, una persona entrañable que tuvo siempre compromiso con el progreso social como pocos en el mundo académico de hoy, a sus mas de 70 años estaba siempre de buen ánimo para emprender nuevos proyectos de eneñanza, una completa inspiración para generaciones y generaciones de jóvenes físicos en la facultad de ciencias de la UNAM, ávidos de entender los fundamentos de la mecánica clásica a través de la tutoría de este profesor tan simpático, pero sobre todo tan comprometido, completamente consciente de la importancia de la labor docente.

Los que tuvimos el gusto de conocerlo sabemos que este hombre tenía un aura especial, la misma que sentí aquel día a la orilla del mar, donde este atardecer fue un vivo recuerdo de su partida. Romilio, me hubiera encantado regresar a visitarte a ese recinto tuyo de siempre en el CEF para mostrarte mis experiencias panorámicas en Baja California Sur, tu viste el principio de esta odisea y estoy seguro que te hubieras encantado de conocer sus alcances, es una lástima que nuestros caminos no hayan tenido oportunidad de cruzarse una vez mas, aún así yo conozco perfecto el desenlace del encuentro, con esa típica expresión chilena tan tuya de asombro: ¡Chuuurrra! seguida de un semblante lleno de entusiasmo, como un niño pequeño, que redescubre el mundo en su curiosidad.

Descanza en paz mi querido amigo, Luis Romilio Tambutti Retamales.